Y llegó con la Navidad.Si,llegó cuando más falta me hacía,sólo oía mis comentarios mientras retumbaban contra mis huesos.De pintura y escultura, nos llega El Museo, si dónde el óleo se hace realidad, justito al laíto,se encuentra la Capilla del Museo, dónde mis nuevos vecinos,me acompañaran para que esté un poquito menos solita.
La Historia de la Hermandad del Museo es la siguiente ...........
En la cuaresma de 1575 la corporación de plateros sevillanos celebró unos cultos gremiales en la parroquia de San Andrés, en las que el orador sagrado versó sobre la expiración de Cristo, con tanto acierto y realismo que los asistentes, quedaron impresionados y conmovidos, hasta el punto que en dicho gremio surgió la idea de fundar una hermandad de penitencia, cuyo titular fuera precisamente Cristo en el momento de la expiración.
La primera medida que adoptaron la hermandad fue la de encargar la imagen titular sobre la que había de articularse ésta. Sin perdida de tiempo eligieron al escultor, teniendo como premisa que la imagen fuese algo diferente a lo que era habitual en la ciudad; y se eligió al cordobés Marcos Cabrera, con el que se pactó el contrato de ejecución con fecha 7 de diciembre de 1575.
La actual imagen del Cristo de la Expiración recién salida de las manos de Marcos Cabrera, efectuó su estación el Viernes Santo de 1576, desde San Andrés por primera y única vez. La estación se efectuaba a los cinco templos más próximos, en recuerdo de las cinco llagas del redentor.
La Historia de la Hermandad del Museo es la siguiente ...........
En la cuaresma de 1575 la corporación de plateros sevillanos celebró unos cultos gremiales en la parroquia de San Andrés, en las que el orador sagrado versó sobre la expiración de Cristo, con tanto acierto y realismo que los asistentes, quedaron impresionados y conmovidos, hasta el punto que en dicho gremio surgió la idea de fundar una hermandad de penitencia, cuyo titular fuera precisamente Cristo en el momento de la expiración.
La primera medida que adoptaron la hermandad fue la de encargar la imagen titular sobre la que había de articularse ésta. Sin perdida de tiempo eligieron al escultor, teniendo como premisa que la imagen fuese algo diferente a lo que era habitual en la ciudad; y se eligió al cordobés Marcos Cabrera, con el que se pactó el contrato de ejecución con fecha 7 de diciembre de 1575.
La actual imagen del Cristo de la Expiración recién salida de las manos de Marcos Cabrera, efectuó su estación el Viernes Santo de 1576, desde San Andrés por primera y única vez. La estación se efectuaba a los cinco templos más próximos, en recuerdo de las cinco llagas del redentor.
El primero de marzo del año siguiente se convino con la comunidad del convento de la Merced, alojada en el hoy Museo de Bellas Artes, en la misma plaza del Museo, la cesión de una capilla a la hermandad para siempre jamás a cambio de tres mil maravedíes, y consecuentemente la hermandad cambió de sede, abandonando San Andrés.
En 1604 el cardenal Niño de Guevara reguló las estaciones de penitencia a la Catedral y desde entonces comenzó a hacerlas al templo metropolitano, en la tarde del Viernes Santo.
EL 12 de mayo de 1613 la comunidad cedió a la hermandad un solar de 75 pies de largo por 25 de ancho, que pertenecía al compás de la Casa Grande de la Merced, del que fue segregado, y que es el que actualmente ocupa la capilla. Firmó la escritura correspondiente, por parte de la orden mercedaria, el provincial fray Melchor Guerrero. Su precio fue 800 ducados.
En 1624 sin que sepa por qué ni cómo, en algún documento de la época aparece, por primera vez, el nombre de la Virgen de las Aguas como titular de la hermandad, sin que se conozca que ninguna imagen la representara.
En las primeras estaciones el Cristo iba portado a hombros de los hermanos, pasando, transcurridos unos años, a salir en procesión sobre unas andas.
Durante más de un siglo, desde 1625 a 1760, se perdió casi toda noticia sobre la vida de la hermandad. Solo se conoce que durante la epidemia de peste que asoló la ciudad en 1696, fallecieron numerosos hermanos.
Desde 1695 a 1771 en sus salidas en procesión salían a la calle dos artísticos pasos de Francisco Antonio Ruiz Gijón, en primer lugar un paso alegórico que representaba al sol y la luna, en un eclipse, en recuerdo de los fenómenos atmosféricos acaecidos al expirar Jesús; el segundo, de extraordinarias proporciones lo coronaba el magnífico Crucífijo titutlar, sobre un extenso calvario, irregularmente asentado, con los habituales evangelistas en las esquinas.
Existen noticias sobre que la hermandad contó con un hospital llamado de San Eloy. Las ordenanzas del siglo XVI hablan de él y posteriormente no existe ninguna referencia. Se cree que desapareció en la primera reducción de hospitales, Probablemente debió estar en la cercana calle San Eloy.
En 1772 el escultor Cristóbal Ramos modeló en terracota la Virgen de las Aguas, que cierra la cofradía en su actual formación y que por aquel entonces aparecía a los pies del Cristo de la Expiración de rodillas, con las manos cruzadas. La imagen salió al año siguiente sobre unas parihuelas sin palio, independientemente del Cristo.
De 1805 a 1814 la hermandad tuvo que refugiarse en la cercana parroquia de San Vicente, pues su templo fue ocupado y casi destruido por los invasores franceses.
El 24 de febrero de 1825 la corporación celebró Cabildo General con la idea de reorganizarse y volver a su vida activa, con la ayuda de los frailes mercedarios y distinguidas personalidades de la ciudad. Logró salir el Viernes Santo por la tarde, 13 de abril, con un nuevo paso, con el Cristo y la Virgen a los pies. Fue la primera que salió con cruz de guía y los hermanos revestidos de nazarenos. El 17 de abril de 1829 salió por primera vez con el paso del Cristo y el de palio.
En 1845 el escultor Gutiérrez Cano cambió el sudario primitivo del Cristo por otro de aire barroco, en tela encolada. Además restauró los desperfectos que presentaban la imagen y le cambió la corona de espinas primitiva que era de plata, por la actual.
El Viernes Santo de 1910 salieron por primera y única vez el Cristo y la Virgen en el mismo paso en la cofradía del Santo Entierro.
En 1929 fueron modificados los atuendos de los nazarenos, quedando como en la actualidad. De 1931 a 1936, periodo de la II República, la hermandad dejó de salir durante un trienio (1932 a 1934)
En 1962 el escultor Sebastián Santos restauró la imagen de la Virgen, a la que le dotó de un nuevo candelero, y modificó algo la dirección de la mirada, consiguiendo una más propia para salir en procesión bajo palio. EL 19 de marzo de 1964 se bendijo el bello retablo de azulejos que preside la fachada con los dos titulares, obra de Antonio Morilla, el tallista Guzmán Bejarano diseñó el marco y Pablo Aguilucho la corona que lo remata.
En 1975 se celebró el cuarto centenario fundacional de la hermandad y como motivo de su conmemoración constituyó el patronato Social del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de las Aguas.
El 28 de marzo de 1998, la Virgen de las Aguas fue proclamada, con la oportuna Autorización eclesiástica, patrona de la compañía municipal de aguas de Sevilla, EMASESA.
Sus imagenes
El Santísimo Cristo de la Expiración es una talla de estilo manierista realizada en pasta de madera. Su autor es Marcos de Cabrera el cual realizó la talla en el año 1575.
Se conoce que la hermandad concertó con dicho escultor la realización de la obra el 7 de diciembre de 1575, concertándose la entrega del crucificado para el día de Pascua de Navidad de ese mismo año.
Entre las muchas leyendas que hay sobre la hechura del crucificado, resalta aquella que dice, que aquellos hermanos que acordaron con Marcos de Cabrera la realización del cristo expirante, lo hicieron con la condición de que si la obra era del gusto de aquellos, los moldes con los que se había realizado la imagen debían de arrojarse al río Guadalquivir, para así impedir que tal magnífica obra no pudiera ser duplicada.
Se comenta que el autor pudo inspirarse en unos bocetos del gran Miguel Ángel, siguiendo la línea serpentinatta. La talla rompe bruscamente con los cánones escultóricos de la época, en que predominaban los góticos. La propiedad de ese divino simulacro es mucha. Los músculos violentamente contraídos, el semblante pálido, la vista quebrada y los labios entreabiertos, todo indica el momento en que el Salvador del mundo dio el último aliento con tanta expresión y naturalidad, que no se puede observar sin estremecerse, principalmente si se mira desde alto creyendo ver un hombre espirar (Glorias Religiosas de Sevilla. José Bermejo y Carballo).
Entre las restauraciones conocidas, destacan la de 1895 de Manuel Gutiérrez Cano Reyes, que le realizó el actual sudario de telas encoladas sustituyendo así el primitivo, una pieza de lino que se le ajustaba a la cintura, además le añadió la corona de espinas. Peláez del Espino restauró en 1978 su estructura con elementos metálicos entre otros materiales. En 1991 los hermanos Cruz Solís en el Instituto de Conservación y Restauración restauraron la policromía del crucificado pues se encontraba muy ennegrecida. La cruz actual, obra de Francisco Berlanga en 1993, es arbórea aunque posiblemente en sus orígenes el crucificado la llevara plana.
Su Virgen
María Santísima de las Aguas es obra del escultor Cristóbal Ramos (1772), imagen de candelero que fue concebida para ir arrodillada delante del Cristo con las manos entrelazadas, con la posición conocida como el Stabat Mater, formando así parte del único paso que poseía la hermandad; según Bermejo y Carballo en su obra Glorias Religiosas de Sevilla , ... una de las buenas de esta ciudad; ostentándose la Señora arrodillada, con las manos cruzadas sobre el pecho, y los ojos fijos en el cielo, en una actitud espresiva y devota.
El rostro de la dolorosa está realizado en terracota, es la única Virgen dolorosa sevillana de dicha materia que sale en procesión durante la Semana Santa. A lo largo de la historia, se le han realizado varias restauraciones, en 1829 se le realizó la más significativa trastocándose su posición primitiva de dolorosa arrodillada y estar erguida, y con las manos separadas.
En 1880 fue restaurada por Manuel Gutiérrez Cano Reyes que retocó la imagen y la sometió a una limpieza en la policromía. En el año 1922 el escultor Infantes Reina talló en madera el actual juego de manos. En 1962 se le realiza nuevo candelero obra de Sebastián Santos Rojas, el cual modifica la posición del cuerpo variándole su inclinación. La última restauración fue realizada en el año 2000 por Francisco Berlanga.
Toda la fuente a aportar ha sido sacada de la pagina web de la Hermandad del Museo.
Hermandad del Museo
Eso es todos amigos, un abrazo canino de corazón ......
La Canina seguirá cavilando ........
7 comentarios:
Prescioso detalle acordarte de tus vecinos.
Querida canina me ha encantado conocer un poco más de la historia de esta Hermandad vecina tuya.
Un beso enorme
Esa Virgen ...esa cara ... mi cofradia imposible ... mi cofradia soñada.
Un verdader placer pasar por aqui.
Un abrazo
La forma de vestir a la Virgen de las Aguas siempre me gustó mucho... diferente... cercana.. de madre más que de otra cosa.
Y la Expiración recortando calles..
Detallazo.
Antonio
¡Feliz 2009 ;)
¡FELIZ AÑO NUEVO!
¡FELIZ AÑO NUEVO! Y todo lo mejor para ti y los tuyos!!!!!!
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